domingo, 7 de julio de 2013

Codex The Killer


Una plaga nos inunda,
la noche es su manto,
un manto ensangrentado.

Nadie sabe de dónde vino,
nadie sabe cuándo acabara,
el, reina sobre el silencio.

Oh alma cruel y solitaria,
oh Codex the killer, escapas,
¡déjame maldecir sobre ti!

Con cada sorbo de wiski.
 Más amarga la respuesta,
y la lógica escapa de mis manos.

Y sobre el firmamento,
el silencio triunfante.
La noche es salvaje cual animal.

Y los trozos de poesías olvidadas,
están detrás del macabro juego,
y las pistas se difuminan más y más.

Miles de asesinos sueltos y despreciables,
y sin embargo eres tu digno de admiración,
oh Codex con sangre sobre el arte.

Los coros celestes nocturnos de tu voz,
y los mártires en la oscuridad,
donde no hay lugar para temer.

No todo es un juego fácil, no para ti,
es un arte complejo y único, delicado.
Que es lo que quieres comunicar.

Mientras los ojos del demonio,
triunfen sobre la oscuridad.
Él es el señor del abismo.

Tu mente ilumina la maldad,
con tus alas de grandeza extendidas,
y tus manos rojas de sangre.

Donde Fausto y Mefistófeles festejan,
danzan y beben, mientras se burlan de mí,
ya no es Satán quien lidera esta danza.

Mil y una noches velando la paz,
esperando descifrar su lógica,
que hasta al más sabio impresiona.

Ya casi al final de la historia abandono,
con la lluvia de Gemínidas sobre el cielo,
la suerte, oh gran enigmática poetiza.

La temible y lúgubre sombra carmesí,
de temible y monstruosa aurea de muerte,
y su belleza refleja al cielo azul y la tierra fértil.

La mística noche sus versos, iluminan.
Iluminan su abismal presencia, belleza.
La belleza de la sombra de un cuervo.

Oh la gloria del momento eterno.
Recodar en el olvido, para ser abandonado,
y la dicha es incomparable a ninguna otra.

Resplandece solemne la plata,
y del cristal al cielo perpetuo,
la cara celestial gotea vitalidad.

Creí, la noche mi único testigo;
testigo de la danza del bien y el mal,
haciéndose pasó entre las gotas de agua.

Su dolor, su ojo cegado y hermoso.
Atrajo la verdad humana, es un ídolo;
los gruñidos en la oscuridad perpetua.

Sus lobos de manta y ojos brillantes,
gruñían bestialmente y de a miles.
El, solo el lidera esta legión de almas.

Oh Codex, mi vida llego a su terrible fin.
Mientras mi piel es alimento de tus bestias,
oh Codex, o debo decir Legión the killer?


Te ríes de mi suerte, y bebes mi esencia,
oh señor de la legión de la oscuridad.
¡Termina mi sufrimiento de una vez!




Poema a la detective, Ángela Stilietto.
autor: Codex para muchos, Legión para ella.


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